ya cae la noche
al otro lado del Tlillan Tlapallan
la Casa que no tiene puertas ni ventanas me llama
Ante mi se tiende un lecho mullido con navajas de obsidiana
intenta seducirme con la promesa
del sosiego eterno
veo pasar el tranvía: no le hago caso y multitudinario
lo dejo pasar en sus paralelas y su
mugir de espanto
los taxis corren por la calzada pero ignoro sus avalanchas
aunque ya sito en la ciudad vieja
miro a quienes la cicuta venden por veinte monedas
cobarde, no me decido a ninguna
prefiero abusar de la entropia:
me llevará al fin la indisponibilidad de la energía
Gracias por la bienvenida wey!
ResponderEliminarkisses from Peru!