viernes, 12 de junio de 2009

Segunda ley

ya cae la noche
al otro lado del Tlillan Tlapallan
la Casa que no tiene puertas ni ventanas me llama

Ante mi se tiende un lecho mullido con navajas de obsidiana
intenta seducirme con la promesa
del sosiego eterno

veo pasar el tranvía: no le hago caso y multitudinario
lo dejo pasar en sus paralelas y su
mugir de espanto

los taxis corren por la calzada pero ignoro sus avalanchas
aunque ya sito en la ciudad vieja
miro a quienes la cicuta venden por veinte monedas

cobarde, no me decido a ninguna
prefiero abusar de la entropia:
me llevará al fin la indisponibilidad de la energía

1 comentario:

Apura, que la entropia aumenta