jueves, 1 de octubre de 2009

Orion

Otra vez al borde del Alba, perdido incluso el dia en el que vivo -el taxista me confirmo que ya estamos a jueves- y lo unico claro que hay a esta hora no es el amanecer, falta un poco mas en esta latitud, sino la meta que hay que cumplir: las 300 paginas que resumiran mis ultimos cuatro años: un sueño, un naufragio que no se acepta, un abandono, una huida que no esta clara, un vacio que no se llena, unos huerfanos nominales, un monton de papeles y de compromisos que podrian lastrar un trasatlantico. Y al mirar como siempre el pedacito de cielo de que dispongo en esta parcela de soledad, sin hacer ruido por no invocar las iras de los vecinos, aparece Orion y justo a su lado Aldebaran, el Ojo del Toro: en cuatro años no los habia visto en estas tierras. Una muestra de que hay certezas enmedio del caos en que vivimos, pero a la vez indicador de nuestra indefension y nuestra absoluta incapacidad de leer los signos. Me esta diciendo algo? La ultima vez que vi el Ojo y el Cinto era invierno en las Montañas de Anahuac y tenia que esperar una respuesta que al final fue positiva. Ahora se que las respuestas ya estan escritas y de todos modos tengo el carozo de la inquietud insatisfecha. Sera acaso que este cielo al fin me sera familiar, me da la bienvenida? Sera que tengo que ir tras el Signo? No se y momentaneamente me distraigo de mi camino y me da una fatiga. Siempre es en la hora mas oscura que vienen las Revelaciones aunque no quede quien las sepa intepretar.

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