lunes, 21 de junio de 2010
De tarde
El reverbero del Sol, agresivas cuchillas de fotones sobre la epidermis de la Tierra entre el Agua, se apaciguó con la brisa del Sur. De poco en poco las calles liberaron la radiación lanzándola al Espacio. Espléndidas nubes con los tonos salmón del lejano Júpiter acariciaron las puntas de las antenas telefónicas, los juncos de la Laguna, el asfalto polvoriento. Se hizo un Silencio reverente en el que el tráfico sobre La Arteria rodó amortiguado, sin delatarse mas que por fanales blancos y amarillos. Y mientras Venus se entronizaba en el centro de la bóveda celeste, la Tarde terminó de caer sobre la Perla del Golfo, llevándose mas allá de las marismas, hacia el nacimiento del Rio, el último soplo de calor.
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