sábado, 7 de febrero de 2009
Mes de ausencias y reinicios
Inadvertidamente me dejé un mes sin escribir, sin hacer fotografías, sin casi pensar. Repasando los acontecimientos parece que fue un mes donde el poso de mi propio café se asentó. Pasó una Luna, pasó un período de retrogradación. Miré hacia atrás y liquidé algunos pendientes. Nada parece haberse hecho, fue un mes de avances infinitesimales. Ha sido un mes-plataforma. Un mes en dique seco, en el Valle donde ví la luz, nada mas adecuado por cierto. Ahora El Mensajero regresa a su trayectoria habitual hacia adelante y yo debo volar adonde mi propia Historia me ha puesto, Historia construida afanosamente con mis decisiones tomadas en cada una de las millares de conjunciones y oposiciones por las que he transitado. Como un barco recién calafateado, éste se bota mañana y se probará en alta mar los meses venideros. Esperemos que la mar sea bonancible y la pesca sea fructífera. Dejo en puerto afanes y afectos, pero navegaré a la Vieja Costa donde construí una cabeza de puente a aprovisionar ahora un fuerte para los que vengan detrás. Me voy solo como la primera vez, pero despues de curar heridas y abrir no obstante nuevos canales internos, voy menos a lo desconocido, pero siempre a la aventura.
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