jueves, 26 de junio de 2008

Al sonar las tres de la mañana..

Tres de la mañana...

Es la hora oscura de la noche.
La de los ruidos raros.
La hora a la que despiertan los bebes con fiebre, los niños con pesadillas y las virgenes con mordidas en el cuello...

Recorrer una calle a esta hora tiene un regusto de poder pero tambien de espanto: toda criatura diurna esta ya recogida, las bestias nocturnas aun no salen de los antros...nadie mas taconea por ahi y si hay Luna, probablemente estara suspendida, gibosa y leprosa -como tanto le angustiaba a Lovecraft- hacia Occidente, apuntando sus cuernos a las casas estelares de Los que Cabalgan en el Viento...

Estar en casa a estas horas es mirar como pasan a traves de las paredes los sueños, las almas extraviadas y los suspiros de todos los vecinos. Escuchar la respiracion pausada de los cimientos de la finca, el crujido exasperado de las vigas y al acercarse a la ventana, el dialogo confuso entre la Montaña y el Mar, que conspiran sobre la mejor manera de borrar los molestos huespedes que hay entre ellos...

Pero hay otra vision de las Tres de la Mañana: una cancion escrita por un viejo misantropo, un ermitaño que como tantos otros -Carvalho y el del teclado inclusos- temiendole a la gente se escudo en su mejor armadura: una cultura y un deseo -presumo- de hacer Crecer -con mayusculas- a las mas maleables criaturas: Francisco Gabilondo Soler, CriCri el Grillito Cantor.

http://es.wikipedia.org/wiki/Cri_cri

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