domingo, 22 de junio de 2008
arranca verano
Era al poco de despertarme cuando el Sol ya rugia por el cielo. Poca cosa no era, pues el sabado supuesto es para las labores propias de mi condicion civil. Al salir ya pasado el mediodia, el inmisericorde resplandor cegaba y desde el Radiador Celeste provenian ondas ultravioletas que rostizaban la piel, deslumbrantes ondas visibles e infrarrojas ondas que hacian sudar bajo la ropa. De cualquier manera termine mis pendientes y volvi a casa, sedante en su penumbra pero cada vez mas asfixiante en su falta de ventilacion. Al cabo de una hora, sin embargo, acuciado por la necesidad de comer, de nuevo sali a la calle y fui aplastado por el Flamigero. Cuando cesaba la brisa marina un sofocante halito barria las calles.
No habiamos en las calles mas que nosotros, cual en un Purgatorio de cielo azur.
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