domingo, 31 de agosto de 2008

Montserrat



Te miro en lontananza, como el viajero que viene con sed y las piernas cansadas del largo camino. Resplandeces en el horizonte con la promesa de una joya iluminada por un sol risueño. Te veo en colores brillantes, nebulosa por la distancia, velada por la bruma, pero con el conocimiento claro de la joya que guarda tu corazon, ese edificio que aloja la Imagen de la Madre. Ese Santuario quisiera conocer.

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