domingo, 28 de febrero de 2010

I vigliacchi (los tibios)

Ya se sabe que las tragedias personales parecen peores y mas devastadoras que las colectivas, maxime vistas desde la estrechisima rendija del egoismo, la autocompasion y el enajene del que se mira los pies y el ombligo. De todas formas en una viscera negra, pequeñita y escondida que algunos tenemos en lugar del corazon solidario, colectivo, consciente y altruista que tiene la gente buena hay un pequeño sangrado por quienes han sido golpeados por las calamidades naturales, sociales, civiles, morales. Recrearse en las teorias de la inevitabilidad de las catastrofes y en la racionalizacion que dice que nos hemos extendido demasiado sobre la tierra crean otro sangrado, esta vez de culpabilidad... que falta de palabras que no suenen duras y cinicas cuando en realidad no quieren serlo. Que ganas de mostrar que hay empatia y se quiere deveras ayudar cuando en realidad no se tienen los arrestos para ir a cavar bajo los escombros y se sabe que ningun donativo o redondeo sera paliativo para quienes han viso su vida romperse. Deberiamos ser barridos de la faz de la tierra.

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