nada mas que el polvo
y la luz del ocaso cubren este campo
la carretera atraviesa indiferente
a los huesos de moros y cristianos
por el llano, por entre las colinas
y envuelto en el sopor de la tarde
me maravillo de la textura del hombro
del reflejo de una desconocida
y una inmensa ternura me acerca
a la uncion que causa la despedida del Sol
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