miércoles, 30 de abril de 2008

primavera




Una brisa comedida acaricia los montes
Las encinas se agitan y susurran entre sí

Acariciando el terso alabastro de unas ruinas.

Mientras, en el rincón incólume del bosque

El estanque recibe la luz de la tarde:

Resplandece en el fondo una esmeralda,

Y suave como un suspiro,

Una pequeña nuez hace un mimo sobre el césped...

Poco a poco se va anocheciendo,

Flamígero penacho se enciende en las simas:

El Sol se ha ido.

El agua del estanque muda de verde a azul oscuro

El bosque queda poco a poco en calma

El blanco alabastro se desdibuja entre el follaje

No se ha calmado la sed del caminante...

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