Una brisa comedida acaricia los montes
Las encinas se agitan y susurran entre sí
Acariciando el terso alabastro de unas ruinas.
Mientras, en el rincón incólume del bosque
El estanque recibe la luz de la tarde:
Resplandece en el fondo una esmeralda,
Y suave como un suspiro,
Una pequeña nuez hace un mimo sobre el césped...
Poco a poco se va anocheciendo,
Flamígero penacho se enciende en las simas:
El Sol se ha ido.
El agua del estanque muda de verde a azul oscuro
El bosque queda poco a poco en calma
El blanco alabastro se desdibuja entre el follaje
No se ha calmado la sed del caminante...
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