domingo, 3 de octubre de 2010

Turistas

Los interesantes europeos hablan siempre con nostalgia y envidia de lo maravillosos que son los pueblos aun no inmersos en el terrible consumismo que agobia a nuestra sociedad. Que aquellos pueblos estan inmersos en el contacto con la naturaleza, en la armonia de las esferas. Por tanto, quienes pueden, se pagan unas vacaciones en aquellos paraisos y regresan con los ojos como platos, millones de fotos digitales en altisima resolucion, vestidos y souvenirs tipicos comprados despues de un regateo conveniente -porque los nativos se han malacostumbrado a vender caro al turista y claro, tambien les gusta el regateo- con alguna infeccion estomacal -pero es que siempre tome agua embotellada, seria la comida, no te puedes fiar- y con la firme conviccion de que jamas de los jamases, con todo y el 20% del paro, con la restriccion de salarios e inversion del estado y con la reforma de las pensiones, jamas, digo, se irian a vivir a alguno de esos sitios donde la gente vive en tan estrecho contacto con lo basico, con el Cosmos.  Del mismo modo defienden la venta de productos europeos a aquellos paises -para que se desarrollen y se integren al progreso; pese a que la mayoria de estos productos, sobretodo a los paises mas pobres, provienen de los excedentes de la produccion hiperprotegida de Europa y que se venden en el -ya no se si aun - llamado Tercer Mundo a precios de dumping, con lo cual se mantienen las cuotas de produccion europeas y se arruina a los productores autonomos. Tampoco les gusta que los habitantes de aquellos paraisos piensen que el terrible mundo del consumismo, la burbuja inmobiliaria y el desastre de los mercados que es Europa pueda ser un paraiso y que por tanto, les vengan deseos y peor, que pasen del deseo a la accion, de venir a vivir aqui. Pero si tienen clarisima la mision fundamental de este continente que es expandir la idea de la libertad y la democracia y el respeto a los derechos de las minorias -homosexuales, disidentes politicos, a las mujeres, discapacitados de toda suerte, niños, creyentes de todas las confesiones, ancianos, enfermos terminales- quedando claro que cualquier llamado "matiz", "tradicion", "costumbre" u otro cultural debe ser eliminado o sobrepasado por los llamados Derechos Humanos. Y claro, bien vale una guerra, o dos o tres para sacar a estos ignorantes de sus errores; con los refugiados que se apañe la ONU; en Europa ya no cabe cualquiera.

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