(entrecomillado: Escoria de Isaac Bashevis Singer)
Dos apuntes: conocer la iglesia de Santa María con sus torres rojas, sus frescos abigarrados, su feligresía que atiborraba la nave aun ahora, en siglo de descreimiento y desilusión de la Cristiandad y después, caminar por el antiguo ghetto, donde desconchados dinteles tenían aun cierta huella del los mezzuzoth y encontrar en lo que podría llamarse una rambla las viejas consonantes sin vocales y el olor del cholent (que pude probar en una hostería junto con borsch y varénikis -pierogi) y unos pasos más allá, en la ciudad cristiana, probar las delicias llenas de cerdo y col (golambki en traducción literal), kebabs importados desde la lejana tierra pero servidos por polacos color de la cera -tan lejos de la Barcelona o de Paris o de Bruselas donde lo sirven los que lo inventaron .
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