lunes, 25 de febrero de 2008

La Querencia

Yo, como el Caminante de León Felipe, ahora soy un paria que apenas tiene una capa, y no tengo patria chica, tierra provinciana. Hollan mis pies el polvo de una tierra ajena, me ilumina el sol de otro hemisferio y el viejo océano no me habla igual estando junto al Mediterráneo que cuando me paraba en las orillas del Gran Golfo.


Desde que tengo memoria los vientos sexenales me movieron de un lado al otro y en ninguna parte eché raíces, anduve del seco y polvoriento Altiplano al lluvioso y verde Soconusco, de ahí a las planicies calcáreas reventadas de sol del Mayab y luego a la llanura aluvial regada por el Pánuco y el Tamesí... finalmente acabé en estas tierras viejas, entre la Montaña y el Mar, donde la gente es de otro color y habla otra lengua, donde el tiempo no se cuenta igual y donde al morirse uno se muere y punto, no se le pone un altar lleno de flores, de comida y de retratos.

Pero siempre estuve a gusto en todos lados. Al igual que en todos los otros sitios, aquí camino, veo, como, duermo y hablo con las gentes. Al igual que en todas partes me río, bebo mi café, voy a trabajar y hago mis compras. Disfruto tanto de la vista desde Esplugas, donde se ve el Prat echado perezoso al final del Llobregat tanto como la de los delfines que juguetean en la desembocadura del Pánuco, en la vieja Barra de Tampico. Me hace feliz subir al Tibidabo y mirar el amplio Vallés y la singular montaña de Montserrat y también, por la noche, desde Cuajimalpa aterido de frío voltear hacia el Valle de México y contemplar el Mar de Luces.
Me conmueven por igual Uxmal, la Tres Veces Edificada y las columnas enhiestas desde hace dos mil años del Templo de Augusto en Barcelona. La laguna del Chairel, cubierta de juncos hasta donde alcanza la vista, al atardecer llameante visto desde el Libramiento da tantísima melancolía y en el otro lado del mundo veo desde la ventana de mi despacho que la plancha solar se despide con sueño bajo el San Pedro. Los viejos nombres mayas, la musical toponimia mexica y la sonoridad y gustosidad del catalán me son tan familiares como mi castellano de s,c y z de sonidos idénticos.


Que es entonces este sentimiento que me oprime desde hace unos dias? me ha venido un como desasosiego, un frenesí en contar las cosas de allá, de cocinar esas recetas complejas, especiadas y elaboradas, de ver las fotos de las ciudades donde he vivido antes, de escuchar las músicas, de ver las películas, de leer las noticias...
Otros emigrados que llegaron a Catalunya ants que yo le llaman morriña, nosotros le llamamos Querencia y decimos que nos quitarán el Amor, pero la Querencia cuando...

1 comentario:

  1. Yo solo elegi a la persona correcta, aquella que se sentaba a comer con mucho cariño una "torta" que le habian preparado(si...el de las gafas grandes)"mil veces" mejor que aquel que estaba escuchando música en auto de lujo.
    Sigo pensando que hice la mejor eleccion...

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