lunes, 20 de diciembre de 2010
Adios Bingo
Fuiste tanto para mi hermanito, perrito. Te recuerdo con tu carita de borreguito enojado, dientes sin encajar del todo en su lugar y tu dengue aquel de ponerte como felpudo, de patitas abiertas, en el suelo. Me rio aun pero sin ánimo de burla, de tu agraviada dignidad con las flemáticas tortugas del patio de la casa de papá, que salían de sus escondrijos de entre los troncos del plátano, de debajo de las baldosas, desde atrás de los trebejos, a comerse tus croquetas, impávidas y ajenas a tus ladridos entre furibundos y desconsolados. Recuerdo tu trotecito ligero y tus ladridos al del gas. Me conduelo de la tristeza que sentiste despues de aquella tu única boda y tus unicos retoños. La verdad que nunca hicimos migas pues en mi no esta querer a los animalitos ni a las plantas y a la gente, poquito... y soy asi porque como ahora mismo, me entra muchísima tristeza cuando se van aunque no sean mios y tomo la ocasión como pretexto para llorar mis propias penas. Yo no se si el alma de los perros -porque no puedo menos que pensar que si la tienen- va a algun lugar mejor que este, pero si se de cierto que muchos bichitos como tú tienen un papel en las vidas de quienes los conocen, papel que no puede ser sino hacer que la gente se percate de lo importante que es el amor. Adios perrito.
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