Te palpo como el violín solitario los arrabales lejanos.
Lentamente, el río reclama su parte de lluvia.
yo porto la tierra lejana y ella me lleva por los caminos.
Sobre el caballo de tus costumbres, mi alma teje
de tu sombra un cielo natural, hilo a hilo.
Yo he nacido de tus actos en la tierra y de mis heridas
cuando esparcen las flores de granado de tus jardines cerrados.
La sangre de la noche fluye blanca del jazmín. Tu perfume
es mi debilidad y tu secreto me persigue cual picadura de serpiente.
Tu pelo es una jaima de viento con colores otoñales.
Camino con las palabras
hasta el fin de las palabras del beduino a dos parejas de palomas.
Tu pelo es una jaima de viento con colores otoñales.
Camino con las palabras
hasta el fin de las palabras del beduino a dos parejas de palomas.
Te palpo como el violín la seda del tiempo lejano
y crece, en torno nuestro, la hierba de un lugar antiguo y nuevo.
(Sonata V, Mahmud Darwish)
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