jueves, 16 de diciembre de 2010

No vengas

Desearia que no vinieras hoy, ni mañana, ni el lunes, ni el martes, ni el miercoles. El jueves puedes venir porque yo ya no estare. Quisiera terminar este año con los rayos del sol de invierno en mi ventana, escribir despacio, letra por letra como si fuera repasando tus manos de largos dedos, palma, dorso y muñeca. Pasear la mirada por el verdor y el perfil redondo y tibio de las montañas inalcanzables. Permitir que sea el reflejo de ese mismo sol de invierno sobre las copas de los arboles y no tus ojos marrones los que capturen mi atencion. Que pueda acariciar el cielo hoy despejado, unicamente surcado por los ultimos girones de la borrasca y no -como no lo hago nunca- tu piel de marmol -y como el marmol inmarcesible, ajena y fria por dentro. Extasiarme por la antena, la iglesia, las casas, los autos que pasan por la avenida, la gente camino a sus quehaceres y no por tu talle, tus piernas, tu alborotada cabellera. Escuchar todo el rato el ronroneo de las vitrinas y no tu vocecilla con sus porqués y tu risa cristalina y pura como el aire frío que hay afuera esta mañana. Tener solo la necesidad de resolver el misterio de la Materia inerte y no el de tu Materia viva.

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