domingo, 12 de diciembre de 2010

Hacia las dos de la mañana

Uno es el agua de la sed que tiene
la sed de Dios que soy entonces
(Sabines)

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ah Jaime, que reconfortante escucharte leer tu poesia mientras estoy insomne, cuando estoy "untado con el balsamo de la tristeza como para morirme", con mis cargas y mis culpas... no me duermo, me revolotean las ideas, miro el cielorraso que para mi es tan bajo que no me permite ni estar sentado... no duermo pero tampoco tengo nada que hacer despierto, "quisiera bajar a bailar entre borrachos" ... pero no puedo porque estoy a regimen, no tengo ese alivio pasajero pero certero y aqui yago,  esperando a dormirme, "yo lo que quiero es que pase algo, que me muera de veras, o que se caiga el techo de mi casa un rato", pero lo que mas quisiera es que me miraras con un niño y se me olvidara todo y verte alegre...en esta hora vacia que ha sobrevenido, quisiera que pasaras tus dedos como un ungüento y rieras con la yema de tus dedos...pero no, "no es posible poserte, poseer nada, dejar de estar solo", sigo enclaustrado, preso por cadenas de papel y barreras temporales...quisiera poner en tus ojos el brillo del metal pulido, crear en el fondo de tus pupilas el temblor que agita un estanque al anochecer cuando una de las ultimas hojas del otoño se arrastra displicente sobre su tersa superficie, hacer sonar tu pecho, tu garganta, con tu risa, resplandor repentino y colorido...

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