Fuera de la cueva el mundo tiene muchas espinas, como las rosas que parecen tan inofensivas.
Por eso me declaro en contra de las cosas que brotan de la tierra, las cosas que hay que estar podando y arreglando en parterres y camellones. Lo mio es el hormigon, el vidrio, el acero al alto carbono. Con ellos se edifican estructuras poderosas, frias, inaccesibles al deterioro. Parafraseando el dicho "que los arboles no te impidan ver el bosque", yo diria, sin arboles se aprecian mejor los paisajes urbanos: las portadas de las casas solariegas y el penacho de los rascacielos, el trazado de los bulevares, la rigidez geometrica del alumbrado..."que los arboles no te impidan ver el corazon de la Ciudad". Pulmones? cosas verdes? si, hacen falta, pueden estar fuera de la urbe y no molestar con sus retoños, sus plagas, sus hojas secas, sus frutos podridos, sus petalos efimeros que nos recuerdan cuan efimeros somos nosotros mismos.
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